El verano es una excelente época para leer y más si te acercas a la Semana Negra de Gijón. Curiosamente entre los libros que compré se encuentra "La soledad de los números primos". La edición es de la editorial Salamandra, sencilla, de bolsillo, con un atrayente color amarillo y formas redondeadas en los bordes. Pertenece a su colección X Aniversario y no pude dejarlo en la estantería del stand a pesar de no tener nada que ver con la temática de la novela negra.
Su título me cautivo desde el primer momento y por azar abrí el libro al inicio del capítulo quinto cuyo comienzo dice así:
"Los números primos sólo son exactamente divisibles por 1 y por sí mismos. Ocupan su sitio en la infinita serie de los números naturales y están, como todos los demás, emparedados entre dos números, aunque ellos más separados entre sí. Son números solitarios, sospechosos, y por eso encantan a Mattia, que unas veces pensaba que en esa serie figuraban por error, como perlas ensartadas en un collar, y otras veces que también ellos querrían ser como los demás, números normales y corrientes, y que por alguna razón no podían. Esto último lo pensaba sobre todo por la noche........
...En primer curso de la universidad había estudiado ciertos números primos más especiales que el resto, y a los que los matemáticos llamaban primos gemelos: son parejas de primos sucesivos o mejor, casi sucesivos, ya que entre ellos siempre hay un número par que les impide ir realmente unidos, como el 11 y el 13, el 17 y el 19, el 41 y el 43. Si se tiene paciencia y se sigue contando, se descubre que dichas parejas aparecen cada vez con menos frecuencia. Lo que encontramos son números primos aislados, como perdidos en ese espacio silencioso y rítmico hecho de cifras, y uno tiene la angustiosa sensación de que las parejas halladas anteriormente no son sino hechos fortuitos, y que el verdadero destino de los números primos es quedarse solos. Pero cuando, ya cansados de contar, nos disponemos a dejarlo, topamos de pronto con otros dos gemelos estrechamente unidos. Es convencimiento general entre los matemáticos que, por muy atrás que quede la última pareja, siempre acabará apareciendo otra, aunque hasta el momento nadie pueda predecir donde..."
Su autor Paolo Giordano (Turín, 1982) me atrapo sin discusión y me fui directamente a caja con él en las manos para llevármelo a casa. En el camino descubrí que era licenciado en Física Teórica y profesor de Universidad y que desde que lo editó en Italia en 2008 ha recibido innumerables premios en varios países. Es una novela, en la que las matemáticas aparecen a ráfagas de una manera muy sutil pero hermosa para describir las sensaciones y los sentimientos casi siempre desgarradores de los dos personajes, Mattia y Alice.
Me encantó y ya lo han leído mi hija y la novia de mi hijo, a ambas les ha gustado. La historia te atrapa y se lee de un tirón. Lo recomiendo.
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